"Bienaventurados (felices) los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia"(Mateo 5:7)
Mientras las bienaventuranzas que anteceden, tratan temas relacionados
a lo íntimo o personal, esta que nos ocupa, nos enfrenta con actitudes principalmente orientadas hacia el prójimo.
Ser misericordiosos significa con-dolerse = sentir compasión = unirnos
al dolor y padecimiento de nuestros semejantes fuere cual fuere el vínculo que nos una o separe.
El cristiano está llamado a ser misericordioso "...como vuestro Padre es misericordioso". (Lucas 6:36).
Esto compromete amor, perdón y sacrificio, también hacia aquellos que nos desprecian u ofenden. La misericordia esta inseparablemente unida a estas
tres actitudes, que de no estar presentes convierten a esta virtud en una desagradable caricatura.
El misericordioso es un cristiano feliz, al margen de cualquier retorno retributivo, porque se siente libre de toda carga opresora, producto de: rencores, enojos, venganzas, prejuicios, enemistades, etc. y esto le produce
paz interior, paz con el prójimo y paz con Dios.
El cristiano no puede no ser misericordioso, porque él mismo es fruto de la misericordia de Dios que se renueva cada día.
La Biblia tiene abundancia de ejemplos de hombres que fueron misericordiosos, pero el ejemplo supremo lo tenemos en Dios, que se hizo hombre para salvarnos de la condenación eterna que pesaba sobre nosotros por causa del pecado cometido contra Él.
Jesús mismo pagó con el sacrificio de la cruz, la deuda que nosotros teníamos con Él. "Mas Dios muestra su amor para con nosotros que siendo aún pecadores Cristo murió por nosotros" - (Romanos 5:8)
Enos Serra
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