En un desenfreno, guiados por el
veneno, sin mirar el dolor ajeno.
Pero desde el cielo, la justicia en
una sonrisa.
Donde van si yo los veo? Yo
trastorno sus deseos, yo escojo como
quiero.
Si es aquel, que no querían por no
tener, sin saber que era mi
mayordomo fiel.
Ahora reciban la ironía de la vida,
el mendigo está en mi camino, tiene
derecho a todo lo mío. Y el no se
jacta de su destino, en su interior
hay un dolor por el castigo, a los
que le desearon lo peor, pudiendo
burlarse sin perdón.
Pero su corazón es conforme al de su
Señor. La humildad es su identidad,
el amor dobla su intensión.
¿Como te digo? Sigo siendo aquel
mendigo, caminando el camino y Jesús
camina conmigo, sin olvidar que nada
me puedo llevar, peregrino hasta el
final, encontré lo que fui a buscar.
Amen
8-21-22
Inspirado por El Espiritu Santo