Proverbios

"Que darán vida a tu vida"

(tomados de la Biblia)

La sabiduría comienza por honrar al Señor.
(1: 7) 

Hijo mío atiende la instrucción de tu padre,
y no abandones la enseñanza de tu madre,
pues serán para ti un bello adorno
como un collar y una corona.
(1: 8/9)
 

Haz tuya mis palabras, hijo mío;
guarda en tu mente mis mandamientos.
Presta oído a la sabiduría:
entrega tu mente a la inteligencia. 

Pide con todas tu fuerzas inteligencia
y buen juicio; entrégate por completo
a buscarlos, cual si buscaras plata o
un tesoro escondido. 

Entonces sabrás lo que es honrar al Señor;
¡Descubrirás lo que es conocer a Dios!.
(2: 1/5)
 

No abandones nunca el amor y la verdad,
llévalos contigo como un collar,
grábatelos en la mente;
y tendrás el favor y el aprecio de Dios,
y de los hombres.
(3: 3/4) 

Confía de todo corazón en el Señor,
y no en tu propia inteligencia.
Ten presente a Dios en todo lo que hagas,
y él te llevará por el camino recto.
(3: 5/6)
 

No abandones nunca el amor y la verdad;
llévalos contigo como un collar,
grábatelos en la mente, y tendrás el favor
de Dios y de los hombres.
(3: 3-4) 

Confía de todo tu corazón en Dios y no en
tu propia inteligencia;
ten presente a Dios en todo lo que hagas,
y él te llevará por el camino recto.
(3: 5-6) 

Honra a Dios con tus riquezas y con
los primeros frutos de tus cosechas;
así se llenarán a reventar tus graneros
y tus depósitos de vino.
(3: 9-10)
 

Feliz el que halla sabiduría...el que obtiene 
inteligencia, porque son más provechosas 
que la plata, y rinden mayores beneficios
que el oro.
(3: 13-14) 

Antes que cualquier cosa, adquiere sabiduría 
y buen juicio; ámala y te enaltecerá....
abrázala y te honrará, ¡e obsequiará con la
más bella guirnalda, y te coronará con ella!.
(4: 7-8-9) 

Vale más la sabiduría que piedras preciosas;
¡ni lo más deseable se le puede comparar!
(8: 11) 

Dale al sabio, y se hará más sabio;
enseña al hombre bueno y aumentará su saber.
(9: 9) 

El hijo sabio alegra a sus padres,
el hijo necio los hace sufrir.
(10: 1) 

Las riquezas mal habidas no son de provecho,
pero la honradez libra de la muerte.
(10: 2) 

Al hombre bueno se le recuerda con bendiciones,
al malvado, muy pronto se le olvida.
(10: 7) 

El odio provoca peleas,
pero el amor perdona todas las faltas.

(10: 12)

Ir tras la justicia conduce a la vida,
pero ir tras la maldad conduce a la muerte.
(11: 19)
 

Hay gente desprendida que recibe más de lo
que da, y gente tacaña que acaba en la pobreza.
(11: 24) 

Amar la disciplina es amar el saber,
odiar la reprensión es ser ignorante.
12: 1) 

La mujer ejemplar hace de su marido un rey,
pero la mala esposa lo destruye por completo.
(12: 4)
 

El perezoso desea y no consigue,
el que trabaja, prospera.
(13: 4) 

La enseñanza del sabio es fuente de vida
y libra de los lazos de la muerte.
(13: 14) 

El hombre bueno deja herencia a sus nietos,
el pecador amasa fortunas que serán del justo.
(13: 22) 

Quien no corrige a su hijo, no lo quiere;
el que lo ama, lo corrige.
13: 24)
 

La mujer sabia construye su casa;
la necia, con sus propias manos la destruye.
(14: 1) 

El honrar a Dios da una firme esperanza
que da seguridad a los hijos. 

El honrar a Dios es fuente de vida,
que libra de los lazos de la muerte.
(14: 26-27) 

Ofende a su Creador quien oprime al pobre,
pero lo honra quien le tiene compasión.
(14: 31) 

La justicia es el orgullo de una nación,
pero el pecado es su vergüenza.
(14: 34)
 

La respuesta amable calma el enojo,
la respuesta violenta lo excita más.
(15: 1) 

Dios está en todo lugar..
vigilando a los buenos y a los malos.
(15: 3) 

Dios no soporta la conducta de los malvado,
pero ama a quien vive una vida recta.
(15: 9) 

Si a la vista de Dios están la muerte y el
sepulcro, ¡con mayor razón los pensamientos
de los hombres!
(15: 11)
 

El hijo sabio alegra a sus padres,
el hijo necio los menosprecia.
(15: 20) 

Los planes son del hombre;
la palabra final la tiene Dios.
(16: 1) 

Al hombre le parece bueno todo lo que hace,
pero Dios es quien juzga las intenciones.
(16: 2) 

Dios no soporta a los orgullosos,
tarde o temprano tendrán su castigo.
(16: 5)
 

Vale mas lo poco ganado honradamente,
que lo mucho ganado en forma injusta.
(16: 8) 

Tras el orgullo, viene el fracaso,
tras la altanería, la caída.
(16: 18) 

Al que bien administra, bien le va:
¡Dichoso aquél que confía en Dios!
(16: 20) 

Mas vale ser paciente que valiente;
más vale vencerse uno mismo
que conquistar ciudades.
(16: 32)
 

Más vale comer pan duro y vivir en paz,
que tener muchas fiestas y vivir peleando.
(17: 1) 

La corona de los ancianos, son sus nietos,
el orgullo de los hijos, son sus padres.
(17: 6) 

Quien pasa por alto la ofensa
crea lazos de amor;
quien insiste en ella, aleja al amigo.
(17: 9) 

El testigo falso no quedará sin castigo;
el mentiroso no saldrá bien librado.
(19: 5)
 

El vino hace insolente al hombre;
las bebidas fuertes lo alborotan,
bajo sus efectos nadie actúa sabiamente.
(20: 1) 

El que maldice a su padre o a su madre,
morirá en la más espantosa oscuridad.
(20: 20) 

Lo que al principio se adquiere fácilmente,
al final no es motivo de alegría.
(20: 21) 

Nunca hables de tomar venganza;
confía en Dios, y él te hará triunfar.
(20: 22)
 

Al hombre le parece bien todo lo que hace,
pero Dios es quien juzga las intenciones.
(21: 2) 

Practica la rectitud y la justicia,
pues Dios prefiere eso a los sacrificios.
(21: 3) 

Las riquezas que se obtienen por medio
de mentiras, son ilusión pasajera de los
que buscan la muerte.
(21: 6) 

El que busca ser recto y leal,
encuentra vida y honor.
(21: 21)
 

El que tiene cuidado de lo que dice,
nunca se mete en aprietos.
(21: 23) 

Mas vale tener buena fama y reputación,
que abundancia de oro y plata.
(22: 1) 

El rico y el pobre tienen algo en común,
a los dos los ha creado Dios.
(22: 2) 

La humildad y la reverencia a Dios,
traen como premio, riquezas,
honores y vida.
(22: 4)
 

Dale buena educación al niño de hoy,
y el viejo de mañana jamás la abandonará.
(22: 6) 

No abuses del pobre por ser pobre,
ni oprimas ante los jueces al indefenso;
pues Dios saldrá en su defensa,
y reprimirá a quienes los opriman.
(22: 22-23) 

No tengas envidia de los pecadores,
antes bien, honra siempre a Dios.
entonces tendrás un buen fin, y tu
esperanza jamás será destruida.
(23: 17-18)
 

Atiende a tu padre, que te engendró,
no desprecies a tu madre cuando sea anciana. 

Compra la verdad y la sabiduría,
la instrucción y el entendimiento,
¡y no los vendas!.

El padre del hijo bueno y sabio
tiene razón para estar feliz y orgulloso;¡

Haz, pues que tu padre y tu madre
se sientan felices y orgullosos!
(23: 22-23-24-25)
 

Con sabiduriíta se construye la casa,
y con inteligencia se ponen sus cimientos;
con conocimientos se llenan sus cuartos
de objetos valiosos y de buen gusto.
(23: 3-4) 

No te enojes por causa de los malvados,
ni sientas envidia de los perversos,
porque el malvado no tendrá un buen fin:
¡el malvado se apagará como una lámpara!
(24: 19-20) 

No declares sin razón contra tu prójimo,
ni hagas afirmaciones falsas. 

No pienses jamás en vengarte,
haciéndole al otro lo mismo que él
te hizo.

(24: 28-29) 

La paciencia calma el enojo;
las palabras suaves rompen la resistencia.
(25: 15)
 

Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer,
si tiene sed, dale de beber;
así harás que le arda la cara de vergüenza,
y Dios te lo pagará.
(25: 21-22) 

No presumas del día de mañana,
pues no sabes lo que el mañana traerá.
(27: 1) 

Deja que sean otro los que te alaben,
no está bien que te alabes tú mismo.
(27: 2)

Huye el malvado sin que nadie lo persiga,
más el justo esta confiado como un león.
(28: 1) 

Los hombres malos no entienden el juicio,
más los que buscan a Dios, entienden
todas las cosas.
(28: 5) 

El que encubre sus pecados, no prosperará,
más el que los confiesa, y se aparta
alcanzará misericordia.
(28: 13) 

El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones;
pero el que se apresura a enriquecerse, no será
sin culpa.
(28: 20)
 

Toda palabra de Dios es limpia;
El es escudo a los que en él esperan.
(30: 5) 

Mujer virtuosa ¿quién la hallará?
porque su estima sobrepasa largamente
a la de las piedras preciosas. 

El corazón de su marido está en ella confiado.
Le da ella bien y no mal,
todos los días de su vida.
(31: 10-11) 

Engañosa es la gracia, y vana la hermosura,
la mujer que teme a Dios, esa será alabada.
(31: 30)
 

                                  "Es palabra de Dios"