"Bienaventurados (felices) los pobres en espíritu, porque de ellos
es el Reino de los Cielos" (Mateo 5:3)
 

El Reino de los cielos es el lugar que Dios creó desde el principio para el hombre
pero que por causa del pecado le quedó vedado.

Allí y solamente allí, puede el hombre realizar su completa felicidad
(o bienaventuranza). En el principio de este inigualable sermón del Monte,
Jesús nos reabre el camino de retorno a nuestro verdadero hogar.

¿Cómo se inicia ese camino de retorno? ¿quiénes lo transitan?
Jesús nos da la clave: los "pobres en espíritu" o dicho en otras palabras,
los espiritualmente pobres.

¿Quiénes son éstos?. ¡Todos!...entonces ¿todos pertenecen al
Reino de los Cielos y son completamente felices?

No todos los que son pobres espiritualmente.

Sí todos los que se reconocen tales y sienten que esa quiebra
e insolvencia espiritual los lleva a la muerte eterna.
Sólo reconociendo nuestra pobreza espiritual es posible que seamos
partícipes de esta bienaventuranza.

Si Ud. se reconoce tal, sepa que Cristo Jesús vino para dar su vida
en la Cruz para hacerle partícipe a Ud. de todas sus riquezas
espirituales y eternas.

"Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor
a vosotros se hizo pobre siendo rico, para que vosotros con su pobreza
fueseis enriquecidos" ( 2ªCorintios 8:9)

                                                                                       Enos Serra